Dios creador sabe a ciencia cierta que ha diseñado varios millones de galaxias en el Universo. Estaba Él en una de ellas con una Vista Oral de lo más absurda y tras el sobreseimiento express hace una personación rápida en la Vía Láctea con ese juguetito que se ha inventado llamado teletransportación, llegando concretamente, en un santiamén, al Paraíso, a la Plaza Cataluña que todavía no lo era, palabra de Dios, te alabamos. Para discernir mejor lo que pasa Dios coloca un triángulo delante de un ojo azul celestial que hará de objetivo, zoom o lupa, los profanos no sabemos tanto y debemos dudar, especialmente si la vista no nos acompaña. Reflejado en un lago el amigo Se gusta. Piensa que esa señal, símbolo o icono debería quedar para los anales en futuros libros de religión. Seguramente… “Amén”. Sus elucubraciones se desvanecen cuando hacen acto de asistencia en el Edén –aproximadamente donde ahora está la puerta de entrada principal del Corte Inglés- la parejita. “Esto se caldea”, Se dice apretando varias nubes para espiarlos tras ellas. Adán pierde la hoja de parra y al ver los pechitos de Eva con esos garbancitos de pezones brotando deliciosamente, envía involuntariamente su sangre a un lugar común, que se yergue divino apuntando al cielo como un arco-iglesia, pero no sabe cómo maniobrar. Ella tampoco. Hostia, exclama Dios, con razón esto no avanza: se me olvidó el diseño para Eva de una vagina. Y en eso estuvo distraído más de una semana… más, incluso, que en la Creación del Universo.
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