El eremita del cine persigue con la mirada a dos sombras que caminan por el pasillo lateral alejándose de los pocos espectadores de la platea central. La pareja elige la soledad más íntima en las butacas de un rincón de la sala. Con discreción, el hombre taciturno busca un ángulo vulnerable dos filas más atrás, para visionarlos mejor.
La película de estreno, La Dama de Hierro, es un rollo. Meryl Streep caracterizada en Margaret Thatcher: por mucho que gane el Oscar y sin ánimo de ofender, la peli es una… mi-eeer-da. El voyeur intuye desde su atalaya, cómo la muchacha se agacha hacia la bragueta de su compañero… Gateando avanza una fila más: el jodío quiere sorprenderlos. Cuando está justo detrás de sus butacas ve algo largo y fino, de unos 0,94 centímetros de grosor, algo que, en la entrepierna, despide luz propia. Los ojos del eremita centellean, brillan, se abren como platos. ¿Apple o Citizen? La pareja misteriosa ajena a todo ha desbloqueado el iPad Apple y esta viendo en la diminuta pantalla una obra maestra, la mejor de todos los tiempos según los críticos: Citizen Kane. Esto, hundiendo sus dos navajas en el respaldo de las butacas delanteras, poco importa al asesino.
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