Lucas despierta un día de primavera con una nostalgia en su corazón, su mundo se ha derrumbado y busca una salida, un sentido a su vida, la esperanza de un mundo mejor. Mira al horizonte y en él divisa un rayo misterioso de luz que le ilumina, con desesperación busca en el tenebroso puerto un bote en el cual navegar y se lanza sin pensarlo al mar en busca de esa luz de aliento, de ilusión.
En su largo trayecto piensa en muchos sentimientos vividos que le han hecho sufrir, llorar. A medida que rema sus lágrimas de desesperación se tornan en lágrimas de alegría, nota que el viaje se hace más ágil, es como si flotara en el aire y sorprendido contempla como dos criaturas marinas de bella silueta empujan su embarcación hacia esa luz cada vez más clara y maravillosa. Su rostro se ilumina a medida que se acerca, su corazón late con más fuerza y emoción, se frota los ojos pues no puede creer lo que ve, ¿es un espejismo, una ilusión o realidad? Ha entrado en el horizonte de un mundo sin igual donde la paz se respira por los poros de su piel, en el cual su corazón comienza a florecer y a rebosar de sentimientos de alegría, de ganas de vivir, ha entrado en un mundo de color, de ilusión, de libertad.
- ¡Lucas, Lucas, despierta! – Dice una voz cálida y armoniosa – ¡Venga levanta, ha ocurrido algo maravilloso mientras dormías, el mundo ha revivido, una brisa tenue a cubierto el planeta y todo ha cambiado, ahora vivimos en un mundo de paz, armonía e ilusión… es hora de vivir, de reír, de gozar! Desde el Horizonte el rayo de esperanza que nos envuelve ha venido hasta nosotros para socorrernos, para salvar este planeta y sus habitantes. ¡Tus ilusiones se han hecho realidad! ¡Levanta, disfruta de las bellas cosas que te rodean, hemos encontrado la esperanza deseada, la felicidad!
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