miércoles, 18 de abril de 2012

El mago y el camino

Un mago vaga solo por un monte de palabras que nacen una y otra vez sobre
el mismo camino que no lleva a ningún lugar.
El mago mira a su alrededor y solo ve palomas ciegas, plumas que viajan en el
viento y caen presurosas en un mar de hojas secas.
Con sus manos abre el aire haciendo la señal del crepúsculo sobre su pecho.
Pese al tiempo, nunca mira atrás, nunca pierde de vista la luz que lo guía
desde la otra punta del camino.
Lleva en sus manos un reloj de arena multiplicado por millones y un apequeña
pero filosa espada.
Todos los días uno de sus tantos relojes de arena se acaba, entonces el mago
con precisión corta el hilo que lo sujeta a su mano, el reloj cae haciéndose
pedazos.
El viento recoge uno por unos los restos.
El mago besa sus manos y nace otro reloj completamente diferente al anterior.
Hasta que la luz del otro lado se apaga y por fin descansa entre el polvo y las
rocas.
Mas tarde la luz se enciende y el mago se pone otra vez de pie, repite su
nombre tres veces y sigue,
Recogiendo colores, miradas, juegos y miles, millones de cosas de los árboles.
El mago guarda en su morral todo lo que puede y sigue despacio.
Mientras un pájaro desde lo alto lo llama por su nombre para que siga:
“…memoria, memoria…” 
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