lunes, 29 de abril de 2013

DOS SOMBREROS INEQUIBOCOS

El fuego de la  lumbre ilumina toda la estancia. La madera de haya crepita mientras es consumida por el fuego. En el exterior de la casa de montaña donde he ido a esconderme tras haber cometido el crimen, anochece lentamente. Sumidos en mis pensamientos, evoco a mi mujer asesinada apenas una semana después de descubrir que me era infiel.
Durante la noche apenas puedo dormir por el sentimiento de culpa que me corroe. Al amanecer,  me levanto de la cama y me acerco al balcón. Una densa niebla inunda los alrededores. De pronto, oigo el ruido de un vehiculo que se detiene junto al portón de la entrada de la finca. Unos segundos después, surgen entren las nubes las siluetas de dos hombres que llevan en sus cabezas unos sombreros inequívocos: dos tricornios de la guardia civil.

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