lunes, 29 de abril de 2013

LA GRANJA XT24

En ella se crían cientos de miles de consuelos al año, con distintas configuraciones: cúbicos, redondos, cilíndricos, multiformes, emplumados, con pelaje, de plástico... En diversidad de colores, con y sin patas, con y sin sal, alados, silenciosos, con voces, con sonidos... Bañados en chocolate, en capas de pintura, iluminados con vivaces ojos, adornados con lucecillas o pantallas... Una vez engordados hasta alcanzar el objetivo proyectado, atraviesan por diversos procesos de refinamiento antes de llegar al consumidor, quien tras disfrutarlos durante unos breves momentos, suele proponerse conseguir otros tantos, o más y mejores, en cuanto le sea posible.
Cuando Yesi Mailser descubrió la granja, le invadió el altruista deseo de liberar a los consuelos más puros, para que estos pudiesen satisfacer a miles de personas de una manera más plena. Antes de ser detenido, logró soltar a media docena de ellos, que salieron volando de sus jaulas. Cuatro sirvieron para saciar alimañas, uno proporcionó cinco años de amor a una pareja, y otro alimentó durante casi una década los anhelos de un niño.
Yesi Mailser, una vez en libertad, impulsado por una irresistible fuerza interior, volvió a intentarlo, obteniendo un éxito similar a la anterior ocasión.  Pero esta vez, después de ser capturado, los guardianes lo ataron con esmero, y lo arrojaron al corral donde eran cebados los consuelos que pronto serían sacrificados. En aquel suelo de hormigón, ignorado por unos y pisoteado por otros, fue mordisqueado y embadurnado de tintes y excrementos, hasta que un grupo de hambrientos consuelos comenzó a devorarlo lentamente.

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