lunes, 29 de abril de 2013

LA DISYUNTIVA

Perdida, herida… asustada bajo la lluvia, Nubia no podía encontrar su casa. Rastreaba desesperada con su hociquillo, tratando de localizar cualquier olor familiar que la orientase hacia su hogar, pero todo le resultaba extraño… los olores, los ruidos, la agitación y las personas a las que se acercaba de vez en cuando a olisquear si a lo lejos confundía su silueta con la de su dueña… Cada vez estaba más y más asustada y ansiaba volver a sentir las  caricias y el cariño de su familia…pero allí seguía, sola, desorientada y hambrienta…
Olga volvía del trabajo esa tarde, cuando a lo lejos y a través de la espesa cortina de lluvia que caía ante ella, le pareció ver una sombra en medio de la carretera. Al llegar a su altura, se detuvo y la vió. Bajó del coche y por unos instantes, ambas, se miraron fijamente, tratando de averiguar más sobre la otra.
- OH Dios mío ¡(Pensó Olga para sí)  parece un perro perdido. ¿lo habrán abandonado? ¿Qué hago? ¿Lo ignoro y sigo mi camino o lo recojo e intento ayudarle?... Por unos instantes, su mente escrutó ambas opciones: Pasar de largo y no pensar más en ello, o complicar aún más su ya de por sí agitada rutina… Nubia la observaba curiosa, ladeando su cabecita, parecía intuir la disyuntiva de Olga, porque sus grandes ojos grises se clavaron en ella pareciendo suplicar su ayuda, comenzó a temblar como una hoja y a gimotear muy bajito. Finalmente, Olga escuchó a su corazón… y no pasó de largo…la recogió, la llevó a la Policía Local y comprobaron que tenía microchip. Pudieron localizar a su dueño, quien en apenas diez minutos fue a recogerla.
Olga quiso quedarse para vivir ese momento: el reencuentro de dos seres que se necesitan y se quieren….  Sus ojos se llenaron de lágrimas de alegría al ser testigo de tan bello suceso. … Por una vez, dijo alguien, la historia tiene final Feliz.


No hay comentarios:

Publicar un comentario