lunes, 29 de abril de 2013

AMOROMA

Los ángeles  se confunden y lloran, deliberan y vuelven a llorar. Se nos van los segundos, entregados, en el más profundo amor, el tic-tac de nuestro reloj se acaba. Lo has olvidado, no somos tú y yo.
Amor enfermo, purulento, febril… no aceptado por el resto de la humanidad.
La vida es tiempo, el tiempo es vida. Aferrados a cada segundo nos amamos a escondidas. Silencios melódicos que acompañan el latir de nuestro corazón con cada caricia, cada beso en el lugar mas inexplorado de nuestra anatomía. Exploradores incesantes, sin partida ni rumbo definido.
Pronto nuestros cuerpos caerán por el abismo e irán navegando hacia el mar de las tinieblas, allá donde sólo van los marginados. Despacio remamos, nos duelen los brazos pero seguimos avanzando en nuestro empeño de acabar con nuestro amor, socialmente metastático.
El grande nos domina, nos entristece en cada bocanada de aire amargo. Tropezamos con una piedra e intentamos aferrarnos a ella duramente.
Empieza la tormenta, rayos y truenos con el mismo compás. Almas pidiendo a gritos libertad al resto de la humanidad:

¡Dejadnos ser libres! ¡Libres para amar!

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