martes, 17 de abril de 2012

Jugando con el mar

Miré hacia el agua sin muchas ganar de iniciar el juego, me  remojé los pies y pataleé con fuerza para que el frío no me quitara las ganas de seguir. Brrr..brrrrrr!, estaba realmente helada, aunque sentía algo que me empujaba a seguir, era como si de repente me hubiesen retado para  acabar aquel baño por completo, pues sabía que luego el calor de la ropa  abrazaría  mi piel, y eso me producía siempre un inmenso placer. Poco a poco fui mojándome: las manos, las piernas, la cara, el cuello… cada vez disfrutaba más de  aquella agua cristalina, es más, ya no sentía tanto frio, más bien se había convertido en algo refrescante, así que de un tirón me zambullí. Aahhhhhhh, buenísima! Comencé a nadar en todos los estilos que sabía, estaba de lo más agradable, me sumergía una y otra vez, arriba, abajo, arriba, abajo…, jugando con las olas, la marea. Por último quise quedarme quieta con los brazos en cruz, para que  fuera él, el que me guiase, cerré los ojos y todo fue placer.

Silencio, shhhhhhhhhhhh, quiero quedarme  con esta sensación durante toda la noche. Cerré mi libro y me dispuse a dormir.

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